domingo, 3 de abril de 2016

Tatuaje de Ednodio Quintero


         Cuando su prometido regresó del mar, se casaron. En su viaje a las islas orientales, el marido había aprendido con esmero el arte del tatuaje. La noche misma de la boda, y ante el asombro de su amada, puso en práctica sus habilidades: armado de agujas, tinta china y colorantes vegetales dibujó en el vientre de la mujer un hermoso, enigmático y afilado puñal.
         La felicidad de la pareja fue intensa, y como ocurre en esos casos: breve. En el cuerpo del hombre revivió alguna extraña enfermedad contraída en las islas pantanosas del este. Y una tarde, frente al mar, con la mirada perdida en la línea vaga del horizonte, el marino emprendió el ansiado viaje a la eternidad. En la soledad de su aposento, la mujer daba rienda suelta a su llanto, y a ratos, como si en ello encontrase algún consuelo, se acariciaba el vientre adornado por el precioso puñal.
       El dolor fue intenso, y también breve. El otro, hombre de tierra firme, comenzó a rondarla. Ella, al principio esquiva y recatada, fue cediendo terreno. Concertaron una cita. La noche convenida ella lo aguardó desnuda en la penumbra del cuarto. Y en el fragor del combate, el amante, recio e impetuoso, se le quedó muerto encima, atravesado por el puñal. 


4 comentarios:

  1. Mil gracias por compartir en su blog este extraordinario cuento de Ednodio Quintero, escritor venezolano que admiro mucho. Este cuento, "El Tatuaje", es un ejemplo, -según me dijo una vez mi profesor Israel Centeno, también venezolano- de verdero cuento redondo. No le falta nada, ni le sobra nada, tampoco. Es breve, y dice mucho en su maravillosa brevedad.

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    Respuestas
    1. Gracias a ti, Myriam, por tu comentario. Subiremos otros cuentos breves de este gran autor venezolano.Es un honor que estés visitando nuestro blog.

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