Juul tenía rizos, rizos rojos como alambres de cobre, por eso le gritaban todos:
- ¡Pelos de alambre! ¡Tienes sangre en
el pelo! ¡Caca roja!
Un día Juul cogió unas tijeras y rizo
a rizo se los cortó.
Juul tenía la cabeza pelona y todos le
decían:- ¡Bola de billar! ¡Cabeza de huevo! ¡Pelón pelonete!
Por eso se puso un gorro. Al no tener
pelo, el gorro le caía encima de las orejas y éstas se le salían un poco,- ¡Orejas
de duende! - ¡Dumbo! -Échate a volar!, le llamaban ahora.
Eso le hubiese gustado a Juul, volar muy lejos
de allí. De dos rabiosos jalones Juul se
arrancó las orejas.
Como no tenía orejas el gorro le caía
encima de los ojos impidiéndole ver, y empezó a chocar contra las paredes,
contra los otros chicos, contra las sillas, Juul veía estrellas y empezó a
hacer bizcos. Entonces los niños empezaron a llamarle:
- ¡Bizco! ¡Cegatón! ¡Topo! Juul cerró
fuertemente los ojos hasta que se le salieron de las órbitas, cayeron al suelo
como dos canicas calientes, pero no botaron.
Tenía tanto, pero tantísimo dolor, que
apenas podía pronunciar una palabra, gemía, babeaba y balbuceaba mientras los
otros le decían: - ¡Caracol! ¡Baboso! ¡Miren, Juul no sabe hablar! Juul metió
su lengua en un enchufe de la luz, se quemó media boca y su lengua calcinada,
desapareció.
El dolor era tan insoportable que Juul apenas podía caminar, las piernas se le torcían y le fallaban y los chicos le decían: - ¡Juul patizambo! ¡Juul patas torcidas! ¡Patas de peréntesis!
El dolor era tan insoportable que Juul apenas podía caminar, las piernas se le torcían y le fallaban y los chicos le decían: - ¡Juul patizambo! ¡Juul patas torcidas! ¡Patas de peréntesis!
Juul se fue al tren, puso las piernas
sobre las vías, cuando éste pasó dejó un gran reguero rojo.
Alguien encontró a Juul, alguien lo sentó en una silla de ruedas, y mientras Juul empujaba y empujaba con las manos para escapar los niños que seguían gritándole: ¡Juul patas de rueda! ¡Juul patas de llanta! cuando le alcanzaron, le mancharon de porquería las ruedas y ahí donde él tenía que agarrarse para escapar.
Alguien encontró a Juul, alguien lo sentó en una silla de ruedas, y mientras Juul empujaba y empujaba con las manos para escapar los niños que seguían gritándole: ¡Juul patas de rueda! ¡Juul patas de llanta! cuando le alcanzaron, le mancharon de porquería las ruedas y ahí donde él tenía que agarrarse para escapar.
De la rabia que le dio metió sus manos
en agua hirviendo, para tenerlas siempre limpias, pero estaba tan caliente, que
se quemó; y le salieron ampollas y llagas que le supuraban.
El médico las mandó amputar y los
chicos le decían: ¡Brazos de salchicha! ¡Salchichón ! Juul fue hacia el zoológico,
a la jaula de los leones, metió los brazos por los barrotes y un león se los
comió.
Juul sólo era cabeza y torso y los niños decían: - ¡Qué vergüenza de torso! ¡Si no lo tuviese podríamos jugar al fútbol con su cabeza!
Juul sólo era cabeza y torso y los niños decían: - ¡Qué vergüenza de torso! ¡Si no lo tuviese podríamos jugar al fútbol con su cabeza!
Así que entre todos tiraron y tiraron
hasta que le separaron la cabeza del tronco. Pero resultó que la cabeza, aunque
se podía patear, no botaba bien; y los niños, cansados, dejaron a Juul abandonado
en la zona de penalty.
Alguien pasó por allí, lo recogió, le dio
de comer, lo mimó, le dio un abrazo, le puso un lápiz en la boca, le ofreció un
papel y le preguntó:
-¿Pero qué te ha pasado? A lo que Juul
contestó:
Yo tenía rizos rojos, como alambres de cobre
Por eso me gritaban todos: - ¡Pelos de alambre!
¡Tienes sangre en el pelo! ¡Caca roja!
Por eso rizo a rizo, me los corté...
me encantó.
ResponderEliminar¡Qué bueno, JULIO! Un texto que pone en la mesa de discusión el tema del maltrato y el abuso escolar o social.
ResponderEliminarMe gusto y me conmovió infinitamente.
ResponderEliminarEsto nos suele suceder al leer un texto tan intenso.
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